lunes, 19 de octubre de 2009
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La Selva Paranaense se extendía sobre los territorios del sur del Brasil, sobre la actual República del Paraguay, y en Argentina abarcaba toda la provincia de Misiones, norte de Corrientes y la zona de transición con la región chaqueña (distrito de los campos), siendo esta última la más arrasada por el avance de la civilización.
En el Cono Sur sólo queda el 10 % de esta selva, sita en los territorios ya mencionados, aunque algunos países han conservado mejor el ecosistema que otros:
- Brasil: 5% de la superficie total.
- Paraguay: del 13 al 20 % de la superficie original
- Argentina: aún posee el 45 % de la selva paranaense, aunque en franco retroceso. Son en total 3 millones de hectáreas de selva, pero tan sólo 500.000 (el 15%) se hallan protegidas.
El valor de la selva. Biodiversidad y Extinción.
La importancia de la selva es triple: contiene un valor paisajístico, cultural, pero por sobre todo, genético: se calcula que en la provincia de Misiones, "redondeando números", se encontraría casi la mitad de las especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios de la República Argentina. Nuestro país, hasta el año 1998, tenía 976 especies de aves registradas, ocupando el rango 16 en el planeta (Colombia es primera, con 1.695), y de ellas, 41 especies se hallaban amenazadas (rango 15). Sin embargo, la Asociación Ornitológica del Plata ha lanzado el alerta: hoy son aproximadamente 80.
De esas 976 especies de aves de Argentina, más de la mitad (56 %) se halla en la selva paranaense: 548 especies y subespecies.
De las especies de peces conocidas en la Argentina (410), el 54 % se desarrollan en los ríos de Misiones: 222 especies. Aunque la amenaza que pesa sobre ellas no tiene que ver exactamente con la deforestación del bosque nativo, tiene que ver con la política de devastación de los cursos naturales de agua, a través de la construcción de represas, la rectificación de los ríos, la construcción de canales, la falta de control sobre la pesca indiscriminada, la introducción de especies exóticas, y el vertido de sustancias contaminantes industriales, especialmente las papeleras.
Además (aunque creemos que estos datos podrían ser obsoletos), la selva alberga 49 especies de anfibios, 75 de reptiles, y un número no determinado de invertebrados.
En cuanto a mamíferos, nuestro país tiene alrededor de 320 especies registradas. Es el duodécimo en importancia en el planeta (México es primero, con 450). De estas 320 especies, un importante número también habita las selvas de la provincia: 116 especies y entre ellas, algunas muy emblemáticas, como las de primates, grandes felinos y grandes herbívoros.
Sólo en Misiones pueden desaparecer: el yaguareté, el pato serrucho, el zorro vinagre, la harpía, el lobo gargantilla, el tirica, el margay, el mono carayá, el macuco, el yacaré ñato, el lobito de río, el oso hormiguero, el oso melero, la rana mono, la rana zancuda, el yacupoi y la yacutinga, distintos tipos de loros, el tucán toco, el caburé, el surucuá amarillo, el yacutoro, el arañero, el tangará, el batará, el yacy-yateré grande, el loro vinoso, la pava de monte, y muchos más, además de unas treinta especies más en lista de espera para entrar en la categoría de "peligro de extinción".
Flora misionera. Algunos datos
La diversidad de especies vegetales es quizás más desconocida e increíble. A esto se agrega la dificultad para reconocer a las epífitas. Por ello y otros factores, no se puede afirmar con certeza cuántas especies existen.
Las epífitas suman 28.000 tipos entre todos los bosques tropicales húmedos del mundo, de los cuales 15.000 son de Centro y Sud América. Las epífitas (bromieláceas, orquídeas, cactus arbóreos, líquenes, musgos y helechos) son plantas que crecen y se desarrollan sobre otras plantas, a partir de pequeñas semillas transportadas por el aire, por animales o insectos. Estas semillas se insertan y apegan a hojas o intersticios de troncos de árboles.
La característica principal de la selva es la multiplicidad de estratos de vegetación, encontrando en el primer nivel al Estrato de los Emergentes, integrados por árboles de gran porte, que con alturas de hasta 30 metros (aunque algunos, como el palo rosa, llegan a los 42 metros). "Emergen" a modo de islas por sobre una capa continua de follaje, formada por árboles de entre 10 y 20 metros de altura; este estrato de vegetación continua es el Estrato del Dosel y constituye el segundo nivel.
El Estrato Intermedio -tercer nivel- está formado por árboles menores, de 3 a 10 metros de altura, en donde al amparo de los rayos solares crecen entre otros los Helechos arborescentes o Chachi (Alsophila Atrovirens) que alcanza una altura de entre 4 o 5 metros. Por debajo de éste encontramos el estrato arbustivo o sotobosque, donde predominan los renuevos arbóreos y una multitud de helechos y arbustos diversos. Sin embargo muchas veces el sotobosque aparece dominado por las bambuceas, que forman intrincados cañaverales impenetrables de hasta 15 metros de altura.
La última capa de vegetación la constituyen el Estrato Herbáceo, dominado por un tipo de vegetación umbrófila, como las gramíneas de hojas anchas, los pequeños Helechos y hierbas no leñosas, como las Begonias.
Las bromelias, orquídeas y enredaderas, con sus flores de variados colores, le confieren a esta selva un marco inigualable. Otros creen conveniente dividir a los estratos de la selva en seis: Estrato herbáceo, Estrato arbustivo, Estrato intermedio, Estrato de los árboles medianos, estrato de los árboles grandes, Estrato de los Emergentes o Gigantes.
La selva, sin embargo, presenta otras dos particularidades casi contradictorias entre sí. La fabulosa capacidad de dispersión de semillas y de la polinización hace que ejemplares de una misma especie se encuentren totalmente distanciados. En una hectárea de selva pueden llegar a registrarse uno o dos ejemplares de una especie.
Pero a su vez, la selva puede dividirse por distritos: el de selva mixta de laurel y guatambú o, por ejemplo, el de las araucarias: a 20 km. de Yaguaroundí, en el poblado de San Pedro, el pino paraná (Araucaria angustifolia) es omnipresente.
En términos generales se puede decir que la selva se estructura en tres pisos de vegetación, aunque los especialistas hablan de seis, siendo en el último, en que los árboles oscilan entre 40 y 42 metros de altura, como el caso del palo rosa o el pino paraná.
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