martes, 24 de noviembre de 2009

Flora misionera

Originalmente, la Selva Misionera abarcaba cerca de 2.700.000 hectáreas, lo que representaba casi la totalidad del territorio misionero. Con las construcciones de las rutas nacionales 12, la 14 y otras tantas rutas provinciales se facilitó el acceso del hombre a casi todos los rincones de la provincia. La extracción de materia prima y el aumento poblacional junto con la expansión de las tierras usadas para el cultivo provocarón una grave disminución de la selva nativa. Actualmente, quedan unas 945.000 hectáreas lo que representa un 35% del territorio de Misiones. Con el fin de evitar una reducción mayor en esta área selvática, algunas organizaciones actualmente apoyan la creación de leyes forestales más rigurosas.[1]

Entre las especies más importantes se hallan el cedro misionero (Cedrela fissilis Vellozo), lapachos (Tabebuia), timbós (Enterolobium contortisiliquum), ybira-pitás (Peltophorum dubium), pino Paraná o cury (Araucaria angustifolia), guatambú (Balfourodendron riedelianum), peteribí (Cordia trichotoma), anchicho (Parapiptadenia rigida), palmeras (Euterpe edulis), Cedro Maco, incienso (Myrocarpus frondosus), laurel blanco (Nectandra lanceolata), laurel negro (Nectandra megapotamica), palo rosa (Aspidosperma polyneuron), Cancharana (Cabralea cangerana), rabo-itá (Lonchocarpus leucanthus), la maría preta (Diatenopteryx sorbifolia), la mora blanca (Alchornea iricurana) y el urunday (Astronium balansae) entre otras.

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